Renato Borghetti y su gran fábrica de sueños | Norte Chaco

2022-08-13 04:13:24 By : Mr. mftecknology W

El acordeonista icónico de río grande do sul, Renato Borghetti es el encargado de crear identidades y cruces sonoros entre el sur de Brasil y el litoral argentino.

Fabricar acordeonistas es como fabricar sueños. A orillas del Rio Guaíba (vocablo guaraní que significa “donde el río se hace grande”), en la ribera opuesta a la ciudad de Porto Alegre, capital del Estado de Rio Grande Do Sul, Brasil, nos espera un gran perseguidor de sueños llamado Renato Borghetti. Con la parrilla ardiendo y una sonrisa que solo pueden poseer los cazadores de quimeras o aquellos que navegan despiertos en busca de sus ilusiones. Llegamos hasta aquí para conocer y aprender de “La Fábrica de Gaiteiros”, un proyecto soñado y creado por él. Es el día del amigo y nuestro anfitrión nos recibe junto con un gran compañero y acordeonista de Rio Grande do Sul, Luis Carlos Borges, quien llegó acompañado del cantor correntino/holandés Nino Zanoni, que reside en Porto Alegre, la juntada ya empieza a oler a aquello que prometía. La recepción es en el fondo del estirado galpón del año 1932 que se erige como testimonio de otra época de prosperidad naviera y ecos de un horizonte industrial de principios del siglo pasado.

Ubicado en la pequeña ciudad gaucha de Barra do Ribeiro, donde Borghetti se mudó en 1985, el galpón luce con renovada elegancia. Una formidable modernidad de concepto y construcción convive con la estructura de años de la nave del antiguo depósito. La obra de re funcionalización fue dirigida por la arquitecta Emily Borghetti, hija de Renato, que demostró con cada detalle de la fábrica su capacidad y buen gusto. La solvencia conceptual de la joven profesional logró definir armónicamente cada uno de los espacios. La elección de mucha madera y transparencias en los materiales da como resultado un lugar muy bello y acogedor.

La fábrica de acordeones fue instalada en la planta baja dentro de una gran caja de vidrio que permite observar todo el proceso de confección desde su exterior. Del otro lado se ubican las aulas donde empiezan a llegar los alumnos que están a cargo del profesor Eduardo Vargas.

Es descendiente de italianos e hijo del principal referente de los tradicionalistas gauchos, Rodi Borghetti, hombre que supo unir a caballo los dos océanos cruzando la cordillera de los Andes. La fábrica es una enorme proyecto social y cultural que se ubicado en un antiguo depósito de harina que luego también fue una fábrica de barcos en Barra do Ribeiro, un emprendimiento que merece ser conocido e imitado.

Joven arquitecta que integra el equipo del Tangram Arquitectura y Diseño, estudio que desarrolla trabajos de arquitectura, museografía y diseño gráfico. Participó, entre otros, de los proyectos del Centro Histórico-Cultural Santa Casa y de propuestas de museografía en la Fundación Iberê Camargo y en el Instituto Ling, todos en Porto Alegre.

LA GAITA, EL ACORDEON DEL CHACO

El recorrido comienza por lo que podríamos denominar el sector “carpintería”, a cargo del maestro artesano Ari Olivera, quien nos cuenta que están desarrollando acordeones con madera de la especie de eucaliptus rosa proveniente del sur de Bahía. En el espacio contiguo se encuentra el sector de “herrería” donde se obtienen todas las piezas de metal que lleva el instrumento y está a cargo de Nery Da Silva. Nos comenta que han cumplido el objetivo de tener todas las matrices de cada una de las partes y que han desarrollado máquinas específicas para cortes y diseños. Luego pasamos al cubículo de Mateo Alves, un ex alumno que hoy tiene a su cargo la fabricación de los fuelles. Renato comenta que para poder realizarlos tuvieron que lograr que la empresa Celulosa Riograndense, principal patrocinadora de la fábrica, volviera a producir el tipo de cartón para los fuelles y la máquina dobladora fue adquirida a un veterano operario de una las antiguas fábricas que existieron en Rio Grande do Sul.

El acordeón, o gaita, o sanfonia es un instrumento de viento conformado por un fuelle de cartón, dos cajas armónicas de madera y diversos componentes metálicos en su mecanismo. El sonido surge de las dos cajas unidas por el fuelle que al ser accionado empuja el aire que pasa a través de las lengüetas o “flautas” que vibran en cada nota. Con esta explicación llegamos al sector de Rogerio Olivera, lutier y afinador de cada uno de los instrumentos. Él está encargado del armado final de las cajas y su mecanismo, afinando las lengüetas soldadas con cera de abeja una a una. La afinación se logra limando las lengüetas por la punta para agudizar o subir el tono y por la parte de atrás para bajarlo hasta dar en la nota. Luego de observar todo el proceso de fabricación Borghetti nos invita a la planta alta al que se accede por una escalera de madera a cuyo pie se observa la escultura de Ralf Heiming, un mecánico de motos que transforma su chatarra en arte, titulada el gaitero inspirado en la figura de Renato. En el largo entrepiso, también de madera, comenzamos el recorrido donde se expone en imágenes y textos toda la historia del lugar. Las escuelas, una gaita desarmada y la historia del instrumento en Rio Grande do Sul. Luiz Carlos Borges se emociona al recordar la figura de Pedro Raimundo, cuya foto observamos en la galería de exposición, considerado como uno de los primeros acordeonistas de la región. El recorrido desemboca en el bellísimo salón auditorio que cuenta con un cuidado tratamiento acústico, una capacidad para 85 butacas, camarines y un escenario cuyo espaldar transparente deja ver el Gúaiba en toda su gran inmensidad y una enorme luna naciendo en el horizonte. Terminando el recorrido nos dirigimos al fondo del galpón, debajo del auditorio, donde se ubica el bar y la cocina. Allí nos atiende con gran amabilidad y una picada pronta Milton Grande, presentado por Borghetti como el “alma mater” en la gestión del proyecto “Fábrica de Gaiteiros” del Instituto Renato Borghetti de Cultura y Música, nombre oficial de la Fábrica.

Mientras caminamos hacia el frente del edificio, Borghetti afirma con mucha convicción que este es su proyecto de vida, que por eso está concebido con mucho amor y que el principal objetivo es facilitar a los chicos el acceso al instrumento.

Tenemos la certeza de que si facilitamos eso ya estamos haciendo algo muy importante para el desarrollo de talentos, para preservar la cultura Riograndense, para propiciar una mejor integración social y un desarrollo más armónico de la comunidad, comenta. Con certeza cuenta que en la mayoría de los casos los padres de los niños no pueden contar con el dinero para comprar un acordeón.

Pues bien, quitamos ese problema, derribamos una barrera y garantizamos que el niño que viene a estudiar va a tener la posibilidad de llevarse el instrumento a la casa para familiarizarse con él y continuar el estudio y la práctica. Ese es el objetivo principal de la fábrica. Nuestra mayor paga es una bella milonga, una música gaúcha o un Chamamé, dice sonriendo. Luego somos invitados a saborear una exquisita carne asada y a compartir un mini concierto de seis estudiantes con sus acordeones de fabricación propia, con Milton Grande en percusión y el profesor Eduardo Vargas en guitarra. Todo esto ocurre en el corazón del sueño hecho realidad, un sueño cuya canción de cuna tiene melodía de un sencillo y profundo acordeón diatónico que resiste el olvido y el silencio.

Cuando le comentamos a Renato Borghetti que del lugar donde venimos, Puerto Tirol, una pequeña ciudad industrial de la Provincia del Chaco, ubicada a orillas del Rio Negro y de la Capital, conocida por llevar el nombre de uno de las canciones clásicas del Chamamé, hace 15 años se desarrolla el Festival Nacional del Taninero, de raíz chamamecera, que año tras año convoca a las figuras más representativas del género. Que con este evento y otras acciones de la comunidad se logró contagiar el interés y el amor por la música en las nuevas generaciones. Que esto permitió fortalecer la identidad del pueblo y que se pusiera en marcha la Escuela Municipal de Música Popular con la gestión de la Fundación Huoqo (Búho símbolo de sabiduría en lengua Qom) y el escultor Kike Yorg en la gestión. Qiue se logró el apoyo inicial del Ministerio de Educación y algunas empresas privadas.

En la escuela hoy estudian más de 180 niños de Puerto Tirol. Le contamos que existe un núcleo de músicos, productores y gestores que sueñan con reacondicionar o fabricar acordeones con un objetivo muy parecido al que Borghetti ideó para su fábrica. Es que ya hay 28 estudiantes de acordeón y solo se cuenta con 4 o 5 instrumentos. El músico se entusiasma y afirma que pueden contar con su apoyo y propone una visita de los gestores del proyecto de Puerto Tirol a la sede de Barra do Ribeiro para poder compartir y conversar sobre las posibilidades de trabajo conjunto.

Los acordeones que se fabrican no están destinados a la venta en el mercado sino que son para que los más de 350 jóvenes estudiantes tengan acceso al instrumento en las 11 escuelas ya existentes, 9 en el Estado de Rio Grande do Sul y 2 en Santa Cartarina. Desde que se puso en marcha la experiencia hace cuatro años llevan construyendo más de 150 acordeones.